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Las uvas de mesa sin pepitas toman los mercados

Sea por curiosidad o por pereza el consumo de uvas de mesa sin pepitas avanza en España a velocidad de crucero. Este tipo de variedades nacieron en California (Estados Unidos) hace unos veinte años, como resultado de un largo proceso de investigación, aunque siempre han existido.

En los últimos años, los productores españoles se han lanzado a cultivar este tipo de variedades, pagando los royalties correspondientes, y haciendo caso así a una tendencia de consumo cada vez más extendida, hasta el 30% de cuota de mercado, hasta el punto de que nuestro país se ha convertido en poco tiempo en uno de los más importantes productores de Europa con Italia y Grecia.

Tendencia al alza

La producción y consumo de uvas sin pepitas crece sin parar en los países mediterráneos, mientras que se encuentra ya muy consolidada la exportación a otros países europeos como Alemania donde el consumo de estas variedades alcanza ya el 50%, un éxito que se multiplica hasta el 80% en Reino Unido o en los propios EEUU, donde es casi la única uva de mesa que se consume.

La revolución de las nuevas variedades

Los expertos consideran que esta tendencia es imparable, y que muy pronto toda la uva de mesa que se consume, por ejemplo, durante la celebración de la Nochevieja será de variedades sin pepitas.

Hasta la fecha, esta uva de la suerte se producía casi en su totalidad en la comarca alicantina del Medio Vinalopó, donde se producen cada año unos 40 millones de kg bajo el paraguas de la Denominación de Origen Protegida, que ampara un sistema de cultivo singular basado en el embolsado de los racimos.

La variedades tradicionales que se cultivaban en esta zona de clima privilegiado (uvas blancas como Ideal, Aledo o Rosetti), están dando paso a decenas de nuevas variedades como Victoria, Dominga y Doña María, todas aptas para ser protegidas por la DOP.